Se cumplen 41 años del golpe cívico, militar, empresarial y eclesiástico pero, aún con matices, el genocidio continúa. Otros personajes, otros modos, otras formas dentro del capitalismo en el cual vivimos. Nada extraño en esta democracia que solamente sabe de derechas; unas, blandas y otras, como la actual, duras.
Hoy el Terrorismo de Estado está enmarcado en la política económica y social que lleva a cabo el Gobierno Nacional, quien continúa la obra de la anterior administración. Soja y megaminería son la mejor expresión de la continuidad de un modelo para pocos en el medio del quite de retenciones y rebajas impositivas para los que más tienen, descargando el ajuste sobre el pueblo y las y los trabajadores.
Y destruir la memoria es una política de Estado. Ayer, estaban los Videla y los Martínez de Hoz; hoy, están los hijos y nietos de esa asociación civil empresarial, los CEO's que ocupan los ministerios y secretarías del gobierno macrista. Y hacen gala de negar lo ocurrido a partir de 1976. O de minimizarlo frente a los gritos de aquellos que todavía luchamos como en los ' 70. No hay Falcon verde, pero sí una creciente militarización de los barrios humildes y algún nostálgico (demasiado joven para ello) invitaba a darnos un paseo en el emblemático automóvil utilizado por los Grupos de Tareas.
Despidos y suspensiones son una forma de torturar y matar, al igual que darle el libre albedrío a las tarifas de los servicios públicos. No hay balas, no hay bombas, pero tienen el mismo efecto si se trata de masacrar a los pobres e indigentes, cuya cantidad se ha incrementado en forma geométrica.
No cabe duda que el genocidio continúa. Como en el pasado reciente, se pretende un país para pocos y con un crecimiento a tasas chinas, gracias al hambre y a la explotación del hombre por el hombre. El medioambiente cada vez más es destruido para beneficio de las transnacionales que iniciaron su actividad durante el menemismo. Sus consecuencias las vemos en una población que adquiere discapacidades y luego muere. Lo mismo podemos decir de la siniestralidad laboral por la falta de elementos de seguridad y la violación de elementales normas que hacen al trabajo en determinadas industrias.